Quienes hemos empezado a llevar una vida más sustentable tenemos un punto de partida, que suele ser tan diverso como personas existimos. En mi caso, fue la forma en que me relacionaba con la comida: el tipo de dieta, donde compraba mis alimentos y lo que hacía con lo que sobraba. El darme cuenta que estas acciones generaban un impacto -no sólo en lo ambiental, sino también en otras personas- fue lo que gatilló el cambio.
Recuerdo la primera vez que participé en una Disco Sopa ¡no podía creer toda la comida recuperada! Me explotó la cabeza y, hasta el día de hoy, no deja de impactarme saber que un tercio de los alimentos producidos en el mundo se terminan botando, considerando la enorme cantidad de recursos que se requieren para su producción y la presión que significa para un planeta sobregirado.
Desde entonces busco ideas para aprovechar los alimentos al máximo, inventando recetas con tallos y hojas, comprando verduras “feas” o muy maduras a precios más bajos e incluso recuperando en la feria, este cambio en mis hábitos de consumo ha significado mejorar mi dieta, un ahorro para mi bolsillo y ser un pequeño aporte para el planeta.
Puede que superar la crisis socioambiental que estamos viviendo nos parezca una tarea imposible, sin embargo, desde nuestros hogares hay mucho que podemos hacer, pequeñas acciones que sí suman si las multiplicamos por millones. Por ejemplo: si pudiésemos disminuir el consumo de productos de origen animal a la mitad, evitar el desperdicio de alimentos y comprar de forma local y estacional, podríamos mover la fecha del sobregiro planetario en 32 días. Todas estas prácticas corresponden a una dieta climatarina, la que busca disminuir la huella ecológica por medio de nuestra forma de comer.
Cambiar nuestros hábitos no es una tarea fácil, menos si se trata de la alimentación. Por eso, en colaboración con Carola Moya de STGO SLOW, como una manera de acercar esta dieta, surge la idea de hacer un libro con recetas chilenas, rescatando sabores conocidos que nos rememoran a esa comida casera de la infancia, pero con ingredientes de bajo impacto.
Las recetas propuestas en este libro están basadas en plantas, por lo que son aptas si tienes una dieta vegana, vegetariana o incluso carnívora, sacarás el mayor provecho de los alimentos, con las que podrás ahorrar dinero y reducir tu impacto ambiental.
Espero que este libro lo puedas usar muchas veces, que adaptes las recetas a tu gusto y las reinterpretes haciéndolas propias, que a través de #loquemaspuedococinar desarrolles tu creatividad en la cocina, incorporando a tu dieta partes que antes no consumías, resignificando los alimentos por su valor nutricional y no por su aspecto.
Te invito a subir a las redes tus versiones de estas recetas usando el hashtag del libro, compartir lo que vayas experimentando y tus nuevas creaciones, así podremos motivar e inspirar a más personas a sumarse, ¡desmitificando que comer de manera sustentable es raro, caro o difícil!